San Lorenzo transpiró para eliminar a Platense y avanzar a los octavos de final de la Copa Argentina. Tras igualar 0-0, se impuso por 4 a 3 en la tanda de penales con un Augusto Batalla histriónico y héroe, dado que atajó dos ejecuciones y convirtió el remate decisivo. Luego de un desarrollo chato en los 90 minutos, con un primer tiempo favorable para el Ciclón y un complemento con el Marrón más cerca del arco, la definición desde los 12 pasos se tornó dramática e inédita por las situaciones que se dieron en la misma.
Primera cuestión anómala: hubo disputa en el sorteo. Yael Falcón Pérez les explicó la metodología a Gastón Suso y el citado Batalla. Al capitán del Calamar no le pareció correcto que el arco donde se iba a patear estuviera prefijado y la moneda sólo definiera qué elenco iniciaba la serie. Al club azulgrana le resultaba positivo que la llave se resolviera de espaldas a la tribuna con los hinchas del Cuervo. Iván Rossi habló el score a pesar del juego psicológico de Batalla. Luego shoteó Gonzalo Luján, a quien Ruben Insua envió al campo para patear. Sin embargo, sucedió algo impensado.
Cuando el defensor tiró, el pie izquierdo, el de apoyo, se hundió generando un cráter. Con el derecho impactó el balón de forma imperfecta y se impulsó por arriba del travesaño. Tras el fallo y ante la evidencia del pozo en el césped, el juez definió el cambio de arco. Y se dio otra puja.
Batalla, plantado, exigió que se mantuviera la valla para la definición. El cuerpo arbitral intentó explicarle que la zona no estaba apta. Incluso el golero planteó, a modo de chicana, que la llave se reiniciara. Pero el ex River usó ese tironeo para subirse al escenario.
Ya en la meta de la tribuna de Platense, el portero rechazó los intentos de Vicente Taborda y Rolando Martínez, ambos arrojándose hacia su derecha, a media altura. Y cerró la tanda con un tiro potente, bajo y cruzado, para desatar el festejo colectivo de cara a los fanáticos del Ciclón, que entonaron el “queremos la Copa”.
“Se cambió porque estaba muy mala esa área, lo sufrió el chico Luján, que patea muy bien, y fue una buena medida. Se había levantado el pasto”, aceptó Insua tras el cotejo. San Lorenzo, que hizo una buena Liga Profesional (está tercero a una fecha del epílogo) y con vida también en la Copa Sudamericana (en octavos de final se medirá ante San Pablo), sostiene las esperanzas en el certamen federal.
Y Batalla, el muchacho de la película, paladeó su rol y el resultado del film. “Nos beneficiaba el hecho de que esté nuestra gente, pero estaba convencido de mis compañeros y de mí, sabía que iba a tener la posibilidad de ayudar a mi equipo”, se explayó sobre el cambio de arco.
“Para mí esto es muy gratificante, me costó mucho todo. Y hoy estar en un club como San Lorenzo, llevar la cinta de capitán y que la gente coree mi nombre es un sueño. Ni el más optimista a mi llegada podía decir que iba a tener este panorama. Son muchos años de trabajo, dando vueltas, comiendo mierda a nivel personal, sin desmerecer a los clubes en los que estuve, La Calera, O’Higgins, todos me ayudaron a crecer”, amplió, sin nombrar a River, dueño de su ficha, y que puede hacer uso de la opción de repesca para venderlo o incorporarlo al plantel (su vínculo con Boedo vence en diciembre). Aunque luego aclaró que incluía al Millonario en el listado: “Es el lugar donde me formé”.
Por lo pronto, se quedó con el protagonismo de una alocada tanda de penales, que dio para todo.
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